El Impresionismo fue un movimiento artístico que tuvo sus orígenes en Francia a mitad del siglo XIX. El término nació en referencia a un comentario despectivo sobre la obra “Impresión, sol naciente”, del pintor Oscar-Claude Monet. Louis Leroy, un periodista, dramaturgo y crítico de la época, fue quien hizo tal comentario despectivo y acuñó la palabra «Impresionismo».
Aunque se trata esencialmente de un movimiento pictórico, pronto se extendió también a la rama musical, con figuras de la talla de Maurice Ravel y Claude Debussy.
En este artículo trataremos al Impresionismo en la pintura. Sin embargo, si necesitas información acerca de los músicos impresionistas, en este link te dejo un video que puede serte útil.
Características principales del Impresionismo
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- La fuente de inspiración proviene de los paisajes. Los pintores expresaban su arte a través de la naturaleza y el contacto de los objetos con la luz.
- Uso de colores puros, sin mezclar. Hay una fuerte tendencia a utilizar los colores primarios y sus complementos.
- Para dar la impresión de profundidad, usaban sombras de colores fríos en lugar de colores oscuros.
- Las técnicas del Impresionismo ponen énfasis en las pinceladas prolongadas y en la abundancia de color. Eliminan la perspectiva euclidiana que postulaba el concepto de pintura plana y dimensional.
- Se crean pigmentos innovadores, capaces de darle al color una pureza y una saturación hasta ese momento imposibles de conseguir.
- El Impresionismo busca centralizarse fundamentalmente en la luz y no en la forma (como lo venía haciendo el Clasicismo). Por eso las formas se difuminan bajo el influjo que la luz les imprime a los objetos.
- Valoraban las pinturas nacidas espontáneamente, in situ, en contraposición a las estudiadas producciones en talleres, que era lo que se estilaba hasta entonces.
Dadas estas características, el Impresionismo también sirvió para etiquetar obras literarias, como aquellas llevadas a cabo por los hermanos Gouncourt, e incluso piezas pertenecientes a las artes plásticas, como algunas esculturas realizadas por Auguste Rodin.
Influenció la creación del Pictorialismo en la fotografía, y llegó al cine gracias a Abel Gance, pionero del cine mudo, y Jean Renoir, hijo del célebre pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir. Sin embargo, tomando en cuenta sus particulares rasgos definitorios, se suele considerar que el Impresionismo sólo se puede desarrollar plenamente en la pintura.
Pintores y obras del Impresionismo
Como principales exponentes del Impresionismo, y autores que son reconocidos como piezas claves en el desarrollo de este movimiento, destacan los siguientes artistas:
- Édouard Manet (1832-1883): Considerado uno de los precursores del Impresionismo, este pintor
francés ejerció gran influencia en este movimiento con obras como “El bar de Folies Bergere” (ver imagen) y “Almuerzo sobre la hierba”.
- Edgar Degas (1834-1917): Reconocido como uno de los fundadores de este movimiento, su trabajo se caracteriza por un dominio magistral al momento de captar el movimiento y la sensación de vida de sus personajes. Entre sus obras más celebradas figuran “Bailarina basculando (Bailarina verde)”, “El ajenjo”, “Clases de baile” y “Réné de Gas con el tintero”.
- Claude Monet (1840-1926): Uno de los creadores del Impresionismo, y cuya obra, “Impresión, sol naciente” (1872), dio origen al término. Sus obras se caracterizan por la búsqueda de una nueva forma de visión, poniendo énfasis en el carácter de la luz. Pinturas como “Ramo de Girasoles”, “Sendero en el jardín del artista” y “El palazzo de mula” son parte de su legado.
- Marie Bracquemond (1840-1916): Pintora cuyas obras fueron expuestas junto a otras del grupo durante 1879, 1880 y 1886. Ella, Mary Cassatt y Berthe Morisot llegaron a ser consideradas las tres grandes damas de este movimiento por el periodista y crítico francés Gustave Geffroy. Entre sus obras se encuentran “En la terraza de Sêvres”, “Mujer con sombrilla” y “La merienda”.
- Pierre-Auguste Renoir (1841-1919): Aunque terminó por separarse de este movimiento en la segunda etapa de su carrera, al inicio ésta se distinguió por una interpretación del Impresionismo que se caracteriza por su sensualidad e inclinación a la belleza, con clara predilección por el aspecto ornamental. Obras como “Lise cosiendo” y “El columpio” forman parte de este periodo.
- En España destacaron el valenciano Ignacio Pizano (1849-1916), con obras como “Enamorados” y “Los últimos momentos del rey Don Jaime el Conquistador en el acto de entregar su espada a su hijo Don Pedro”; Joaquín Sorolla (1863-1923), también de Valencia, con “Chicos en la playa” y “Bajo el toldo, plaza de Zarauz”; y el madrileño Aureliano Beruete (1845-1912), con “Ávila. La encarnación” y “Vista de Toledo”.